Creando Camino: Año Nuevo Maya: Tormenta Resonante Azul

Según el calendario Maya de las 13 Lunas, el año que terminó ayer (24 de Julio) era el año del Mago Rítmico Blanco, en el que vivimos el momento presente, las emociones, la psique.

Fue un año consciente de manera global, con energía constructiva (siempre que se hizo uso benéfico de la voluntad). Nos ofreció la posibilidad de dejarnos guiar por el corazón, de trabajar la integridad, la honestidad con nuestra sombra y la de los demás, no entregando nuestro poder a cambio de la aprobación de otros. La sensación de competir, la necesidad de aprobación o reconocimiento, de controlar... acompañaron también estos tiempos para ayudarnos a pulir hasta la transparecia y permitir así la 'magia'.

Hubo saltos cualitativos entre estados de energía (de inestables a estables, de potencial a cinética,...).

Se nos hizo comprender que nada de cuanto sucede es casual.

Y mañana día 26 de Julio entramos en el nuevo año, el de Tormenta Resonante Azul, que trae el poder de la autogeneración y de catalizar energía, produciendo sus propios cambios violentos y profundos para uno mismo y para los de alrededor purificando situaciones y dándoles la luz necesaria. El fin de estas propiedades es producir las condiciones para el crecimiento espiritual, produce limpieza emocional, rompe estructuras mentales para encontrar la iluminación.

Hemos de recordar cuidar nuestra salud al mismo tiempo.

La tormenta nos prepara para pasar por lo que parece una barrera imposible, y los sentimientos intensos alrededor de esta muralla (el acceso a nuestro potencial y a nuestro poder oculto) son la chispa que nos movilizará.

Es tiempo de tener confianza en nuestra Esencia que traerá la libertad.

En este año se nos ofrece el saber aceptar las enseñanzas que la vida depara. A veces la vida resultará difícil e intensa, puede que haciéndonos desear escapar de la realidad del mundo. Esto puede crear negación y adicción (al miedo, al sexo, a la duda personal, a bienes materiales, relaciones, trabajo, etc.), que simplemente intensificarán el proceso.

Pongámonos en pie frente a la negación y los juicios de nuestra experiencia, accedamos a la propia esencia y dejémonos llevar por el sentimiento que nos acompañará en el crecimiento. Transformemos nuestro espíritu, borrando todas las dudas que nos hacen sentir separados de la fuente.