Samhain (o Samahin, Samain, o Sowin) se celebra el 31 de octubre en el hemisferio Norte y en el Sur, es el 30 de abril, según el calendario Gregoriano.
En el calendario celta representa por una parte la conjunción entre el Agua y la Tierra: nuestros
antepasados ya habían regresado con sus rebaños de ganado desde las zonas de pasto de verano, y esto marcaba una cita importante pues entonces, una de las
formas de riqueza, se hallaba en los rebaños y daban una importancia
primordial a todo lo relacionado con sus animales.
Según la tradición celta, en esta época toda cosecha debía estar levantada, pues cualquier grano que hubiera quedado en los campos ya no pertenecía a los humanos, sino a la "Cailleach" que era un hada vieja de aspecto poco agraciado.
Según la tradición celta, en esta época toda cosecha debía estar levantada, pues cualquier grano que hubiera quedado en los campos ya no pertenecía a los humanos, sino a la "Cailleach" que era un hada vieja de aspecto poco agraciado.
La llegada de la Fiesta indicaba que el año
agrícola había terminado para dar paso a las nuevas tareas, acciones
y actitudes.
En la fiesta aquellos animales que por su excesivo número eran difíciles de
alimentar durante el invierno, se sacrificaban en una
ofrenda especial para la Tierra en pago por su
protección y ayuda durante el año, y como retribución
adelantada para asegurar el crecimiento de los cultivos y de los rebaños
en el ciclo siguiente.
La Fiesta de Samhain es la fiesta más solemne, la fiesta de los muertos, y se iniciaba en la víspera y como en la de Beltane, su opuesta, se encendían hogueras en las cimas de las colinas en el crepúsculo.
El
ganado, -riqueza celta- se conducía hacia la hoguera principal con el
fin de iniciar el ritual de protegerlo y bendecirlo con su paso por
entre las llamas y el humo.
Dicen algunas leyendas celtas que las hadas en esta fecha podían tomar maridos mortales y todas las grutas y túmulos que daban acceso a su mundo permanecían con sus senderos accesibles, para los mortales que quisieran echar un vistazo a su fabuloso Mundo encantado.
Cuando comenzaba el banquete, algunas tribus tenían por costumbre dejar un hueco entre los comensales para los fallecidos que quisieran unirse, con este gesto se reverenciaba a los fallecidos y antepasados, siguiendo con la firme creencia de que no había demasiada distinción entre el mundo de los vivos y el invisible de los muertos.
En otras tribus se
creía que en esta primera noche venían muchos visitantes del otro mundo,
algunos incluso sin ser invitados, aún
así a todos ellos se les brindaba hospitalidad. Se abrían todas las puertas y ventanas para que
entraran todos los espíritus que lo desearan y participaran de la fiesta, se dejaba comida preparada en un
espacio destinado para ellos, y nadie podía tocar esos alimentos.
Otra costumbre consistía en atribuir a ciertos personajes de la tribu, normalmente los más pobres, el papel simbólico de embajadores de los muertos. Iban de hogar en hogar pidiendo la comida para los difuntos que se cocinaba en los hogares para la ocasión. En este caso la comida de los muertos no era tabú, sino que se convertía por un lado en un acto de solidaridad, y por otro en parte del recuerdo y celebración a los que se han ido.
Después
de la cena, se solían tirar a la hoguera de Samhain
ofrendas y objetos que simbolizaban los sufrimientos o deseos que querían que se cumplieran o sanaran. De esta hoguera
principal se encendían teas con las que se prendían las hogueras caseras
de la tribu. Con estas nuevas llamas se simbolizaban los proyectos y
nuevas esperanzas para el ciclo próximo que pretendían renacer.
A pesar de la
cristianización posterior, estas celebraciones se
mantuvieron, incorporándose a la nueva religión. Samhain se transformó
en All Hallows Eve o "Noche de Todos los Santos", popularmente conocida hoy
día por Halloween.